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Don Perlimplín ama a Belisa, Belisa ama a más hombres y Marcolfa cuida de Don Perlimplín mientras observa como inmola su corazón… Una versión de la Aleluya Erótica de Lorca sobre las turbulentas relaciones humanas que, como en un cóctel molotov, mezclan la dependencia, el enamoramiento, la juventud, la madurez, el sexo, la subida al cielo…, y la tensión de una flecha, en tres personajes de oscuro jardín que protagonizan esta historia de desamor…
Dice Lorca que esta función es un recorrido entre lo ridículo y lo sublime. Es una obra enmarcada en las constantes del autor, amor y muerte, que bajo la aparente sencillez de los ritos de paso, las aleluyas, y los personajes inspirados en las caricaturas dieciochescas, también existe un universo siniestro y oscuro que apenas se expresa con palabras. Es un viaje iniciático al desamor y un estético estado interno donde los tres personajes aman y desgarran al mismo tiempo dentro de un hermoso y oscuro jardín…, un amor, que como todos los amores de la literatura de Lorca, se convierte en un paseíllo entre el teatro, el dolor y la trascendencia… Y es por esto, por lo que el amor de Don Perlimplín, se convierte en un peligro entre la distancia y la proximidad con el resto de personajes (como en esas turbulentas relaciones humanas de la sinopsis), y así encontré una extraña similitud con Rest Energy, performance de Marina Abramovic de 1980, donde la tensión del arco y la flecha se convierten en una entrega de confianza mutua mientras corres peligro y buscas ese delicado equilibrio entre lo que te hace bien, y lo que te hace mal…